Tapeando en Tiquismiquis, Murcia

Con escasos días abierto eran pocas las referencias que tenía de Tiquismiquis, no obstante lo llamativo de su apuesta y lo poco que había podido ver a través de las redes sociales resultó suficientemente convincente para que me decidiera a probarlo. Tiquismiquis nos propone dos filosofías gastronómicas distintas conjugadas en un mismo espacio. En su céntrico local, junto a Gran Vía, disponen de dos plantas claramente diferenciadas. En la planta baja podemos degustar cocina española vanguardista a base de tapas, elaboradas al instante en la barra. En la planta superior el local se transforma para acoger un restaurante japonés de lujo, junto con un coqueto rincón para tomar una copa. Al ser la primera vez que lo visitábamos optamos por cenar a base de tapas.

La primera impresión que tuvimos del local fue de sorpresa al comprobar que un martes por la noche es posible llenar un restaurante en Murcia. En ello influye no sólo lo original de la propuesta sino la simpatía del local. El equipo de Tiquismiquis está liderado por Juan Carlos Ruiz Riquelme (conocido en las redes sociales como ‘el Chef Manta‘), al que acompaña un numeroso equipo que hará las delicias de los más cocinitas al trabajar la mayoría de los productos en la barra, a la vista de todos. Partiendo de esta idea las posibilidades de interrelación entre cocineros y comensales son brutales, aportando mucho dinamismo.

Lo primero que nos sirvieron fue una caña fresquita y una marinera a su particular forma. Mientras tanto mirábamos las tapas que tenían en carta en ese momento (más bien en ‘tabla’ porque se presentan en la pared del local). Aquí a las marineras las han bautizado como ‘Telas marineras’, añadiendo a la receta tradicional tiras de alga japonesa. Sólo decir que la calidad de la anchoa que le daba el nombre a la tapa era espectacular.

Continuamos con un ‘Tataki de salmón y aguacate’, servido con panecillos, tomate cherry y caviar. El sabor era muy suave (no se asusten los que no soportan el pescado crudo) aunque para mi gusto le faltaba un poco de frío. 

La siguiente tapa, un ‘Cubalibre de foie’, nos la sugirió el propio Juan Carlos. Se trata de un homenaje a la famosísima tapa con el mismo nombre que creó Quique Dacosta para su galardonado restaurante ‘El Poblet’ en Denia. Me comentaron que lo elaboran a base de foie, nata y reducción de Coca-Cola (a ésto me refería con lo de las posibilidades de interrelación comensal-cocinero). El sabor es delicioso y lo sirven a la temperatura perfecta, ya sea en 1/2 ración o ración entera.

Lo que no sabíamos nosotros es que lo mejor estaba por llegar, pues faltaba todavía el ‘Falso Risotto’, también sugerido en la barra. Se trata de una tapa muy genuina, de las que crean nombre, en la que todos los detalles están muy estudiados. Para empezar lo preparan en la misma barra utilizando una cazuela y una pequeña vitrocerámica. Los ingredientes principalmente utilizados vienen a ser caldo de pollo y conejo, tortas de gazpacho manchego y aceite de trufa blanca. Todos ellos conforman una auténtica bomba de sabores tradicionales entre los que sobresale la trufa. Lo presentan en cazuelitas y son ideales para compartir ya que se trata de una tapa muy contundente.

Finalizamos con un ‘Coulant de Té matcha deconstruido’, elaborado a base de bizcocho de té matcha y chocolate cremoso. Se notaba que en materia de postres aún tenían que ampliar la carta, lo cuál es comprensible si pensamos en el escaso tiempo que llevan abiertos (poco más de una semana).

En definitiva mi experiencia global fue muy satisfactoria, tanto por la amabilidad del servicio y las ganas que le ponen como por la oferta gastronómica. No tengo ninguna duda de que seguiré explorando sus creaciones en futuras visitas, sin olvidarme tampoco de la parte japonesa. No querría finalizar esta reseña sin recomendar a mis lectores que prueben a cenar en la barra, que seguro que les resulta toda una experiencia.