Los que ya conozcáis el Aula de Cultura Gastronómica ‘Raimundo González’ del Mercado de Verónicas sabréis que periodicamente realizan charlas y catas abiertas al público con el objetivo de ampliar el conocimiento que los murcianos tenemos de los productos de nuestra tierra. Esta mañana los allí presentes hemos podido degustar una muestra de las distintas variedades de cerveza que El Molino del Río produce artesanalmente en su hotel rural-restaurante situado a pocos kilómetros de Caravaca de la Cruz; cata que ha sido impartida por José Cantero, quien nos ha ido explicando los entresijos que rodean a la producción de su cerveza.
En su web te explican los pasos que cumplen para elaborarla, una producción que cuenta con la singularidad de emplear agua del manantial que corre por su finca y que requiere de aproximadamente un mes para completarse. La idea de elaborar cerveza artesana nace a través de un encuentro en Suecia con Jan Hellmér, maestro cervecero que les inculcó esta pasión y les tuteló en sus inicios. Ellos mismos han ido evolucionando como empresa hasta el punto de contar en la actualidadcon una producción nada desdeñable de mil tercios de cerveza al mes, sin sumar la cerveza que venden a granel en la propia finca. Como buenos artesanos que son, su empeño en seguir mejorando y perfeccionando las recetas no cesa y actualmente trabajan en más variedades.
Hemos comenzado degustando la variedad Gold, la más fresca y veraniega de todas, en la que combinan dos tipos de malta y uno de lúpulo. Su espuma es muy ligera y su graduación es la más baja de todas (4,5º). Presenta un aroma afrutado y un sabor ligeramente dulce, aunque menor en comparación con la 24 Quilates.
La siguiente cerveza que hemos catado ha sido la 24 Quilates. Es una cerveza de las tipo Duvel, con alto contenido en alcohol (7º) gracias a ,entre otros factores, el azúcar. Es una cerveza con mucho cuerpo y un sabor afrutado muy característico, con finalización amarga.
La tercera y la que más ha llamado la atención a los allí presentes ha sido la variedad Romero y Miel. Como su propio nombre indica la elaboran infusionando hojas de romero y añadiendo miel comprada directamente a productores de la zona. Como la anterior, es una cerveza con mucho cuerpo y con un sabor inconfundible a romero, pero que no llega a desagradar. Es una cerveza que ofrece muchas posibilidades tanto para acompañar arroces como para preparar guisos. Desde mi punto de vista, esta cerveza es el paradigma de cerveza artesana: original pero a la par nos recuerda la historia y los sabores que marcan su lugar de origen.
Continuamos con la Tostada, una variedad con un sutil amargor y un pronunciado gusto a lúpulo. Su graduación es intermedia (5,6º), siendo ideal para acompañar todo tipo de carnes fuertes.
La quinta cerveza -la variedad Especial– fue la que más me gustó de las seis que presentaron. En ella se suman unos sabores muy de mi agrado como son el pomelo y el anís estrellado, dando como resultado una cerveza de notas amargas pero a la vez afrutada. Como pasaba con la de Romero y Miel, esta es una cerveza que habla de Murcia, de su cultura y de su tierra. Todo un acierto.
Finalizamos con la Negra. Debido a su alta cantidad de alcohol (7,6º) es una cerveza que acepta ser degustada a temperatura ambiente (obviamente, si es verano y hacen 40º a la sombra pues como que no). Tiene un sabor achocolatado y un aroma muy agradable a café. Es ideal para acompañar dulces y chocolates o incluso para arriesgar y elaborarlos con ella. Su espuma es suave y cremosa, como toda cerveza negra de buen haber.